martes, 21 de julio de 2009

UN CASTILLO DE CORAZONES



Amada mía:


Para que seamos felices para siempre, quisiera construir un castillo hecho con ladrillos en forma de corazón y que tengan grabados nuestros nombres en ellos. Ese será mi obsequio. En uno de los salones principales, si tú estas de acuerdo, me gustaría destinarlo al amor, a nuestro amor, a lo que sentimos desde el día en que nos conocimos.


Sé que tú no te agrada escribir, porque no te salen las palabras y la literatura no es tu fuerte. No te preocupes. A mí me pasa lo mismo. Apenas puedo expresar algunas cosas y tengo que esforzarme mucho para que todo salga bien. Seguramente, cualquier otra persona que haga el mismo esfuerzo que yo hago, escribiría veinte libros en unos pocos días.


¿Qué nombre le pondrías a nuestro castillo? ¿Te gusta “El castillo de los dos corazones enamorados? Sí, es cierto, el nombre es un poco extenso. Pero es un nombre que describe lo mucho que nos amamos.
Quiero que juntos decoremos ese salón tan especial. Poemas de amor, pensamientos y mucha música harán de ese recinto el lugar más importante del universo.


Obviamente, el piano que tanto te gusta estará en nuestro lugar favorito. En las frías tardes de invierno interpretaré para ti tus canciones. Te prometo que no arruinaré las melodías con mi voz desafinada. Además, tú tienes la voz más dulce del mundo y me encanta escucharte. Yo podría pasar siglos y siglos junto a ti y tu música. Acuérdate que tú siempre me dices que no soy un buen pianista y que te llama la atención que las canciones que yo desconozco las partituras logro interpretarlas sin dificultades, pues tus cuerdas vocales me inspiran.


¡Qué hermosos momentos pasaremos en nuestro castillo! Sé que te encantará. En los jardines estará la piscina de cristalinas aguas que tanto soñaste, para que nademos juntos en las cálidas jornadas de verano. La gran cantidad de rosas rojas adornarán el verde césped. Las mariposas y los pájaros del bosque que visiten el jardín envidiarán nuestro amor.


Yo te prometí un castillo y haré todo lo posible y lo imposible por lograrlo. Si es necesario, yo seré su único constructor. Pero tengo que llevar a cabo tu sueño, que también es mi sueño. No tengo otra alternativa o jamás me perdonaría incumplir mi promesa. Si tus ojos de perlas derramasen unas lágrimas de tristeza por mi culpa, sería el crimen más grave y yo merecería el peor de los castigos, pues una mujer como tú pierde su belleza natural en los momentos de sufrimiento por amor.



Autor: Pedro, el eterno enamorado

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